Hola. Me llamo Samira y tengo 16 años. Nací en Marruecos y actualmente llevo 4 años viviendo en Valencia, España. Vivo con mi madre y mi hermano pequeño de 6 años. El problema que vengo a explicar es que en mi instituto Joanot Martorell (Valencia) me prohíben llevar el velo que caracteriza mi religión. Creo que no llegan a entender lo importante que es para mí. El director del instituto le ha dicho a mi madre que es un centro público y debo cumplir las normas del instituto, ya que soy una alumna más. Pero no me tratan como tal. Me marginan y me dejan de lado siempre y en todo. Los profesores y el director (los que me prohíben llevarlo) quieren que me integre en la sociedad y haga amigos, ¿pero se han preguntado alguna vez si es fácil? ¿Creen que sí? Porque si es así, se equivocan rotundamente. Soy la última en todo, nadie se atreve a venir y a decirme un simple y barato “Hola, ¿qué tal?”. Y si lo intento yo, me evitan y, a veces, se ríen de mí. Me siento sola, desamparada, solitaria e indefensa. No culpo a mi familia, no pueden hacer nada más de lo que ya han hecho. Es sólo que, me enfrento a ese infierno cada día sola, sin nadie a mi lado que me apoye o me diga que las cosas irán mejor. Y es desesperante y frustrante. No me queda más que refugiarme en mi religión, mis recuerdos y olvidarme de todo. Pero al prohibirme llevar mi velo siento que estoy en medio de la nada, ni de aquí ni de ahí. Siento que voy navegando a la deriva, porque esta situación no traerá nada bueno. Únicamente les pide que me dejen llevar mi velo para sentirme un poco más “en casa”, ya que mis compañeros me hacen sentirme extraña y rara.
Como director del instituto de educación secundaria Joanot Marterell (Valencia) expongo uno de los problemas que tenemos ahora mismo en nuestro centro. Resulta que tenemos una alumna extranjera, de nacionalidad marroquí, su nombre es Samira. Es una chica normal, alegre, pero muy introvertida, le cuesta relacionarse con los demás, siempre es la útlima, y le cuesta mantener una conversación fluida con el resto de sus compañeros. Pero bueno, este no es tema que se trata. Resulta que al ser un colegio público, está prohibido como norma de este centro que los alumnos lleven la cabeza tapada en clase, pero no solo los marroquíes, sino todo el mundo, tanto gorras, como gorros y demás complementos. La chica nos ha intentado convencer de que es una norma de su religión, e incluso nos ha enviado a su madre para intentarnos convencernos, casi con tono amenazante. Como director he tomado la decisión que es la correcta, y le he prohibido totalmente que lleve el velo, ya que estamos en un país en el que existen estas normas sociales, y no se pueden cambiar. Creen que somos nosotros , los vecinos de este país los que tenemos que adaptarnos, pero en realidad son ellos los que tienen que adaptarse a las costumbres de nuestro país y acatarlas como tal, y siento decir mucho esto, pero si nos les gusta, no es nuestro problema.